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SEATTLE, 30 de Enero, 2005—El día de hoy, el Comité de Bioética de la UNESCO se reune en París
para establecer estándares internacionales en bioética. Pese a que
estos estándares internacionales tienen el potenial de mejorar la salud
y el bienestar de toda la gente, los integrantes del comité son casi
exclusivamente hombres.
Las mujeres representan más de la mitad de la población mundial, un
número desproporcionado de la gente más vulnerable del mundo, y a las
“cuidadoras” tradicionales de los enfermos a través de las
generaciones, por lo que el sector femenino tiene un interés especial
en lo temas de la bioética.
El Comité Internacional de Bioética (IBC) está integrado por 36
expertos de diferentes países. Resulta alarmante que el 80 por ciento
de los miembros del comité sean hombres. El único experto de los
Estados Unidos es un médico católico conservador. La UNESCO, que se
autoproclama como “la conciencia moral de las Naciones Unidas, ha
establecido un patrón que se caracteriza por dar escaso tiempo para
ventilar las perspectivas de las mujeres en sus reuniones de políticas
éticas.
"Aunque el comité seguramente no tiene la intención de dañar a las
mujeres, los hombres no pueden representar todo el rango de la
experiencia humana. La noción de que los estándares para las normas
bioéticas, suscritos por las naciones del mundo, sean el producto de un
proceso dominado por hombres, es absurdo”, señaló Kathryn Hinsch,
fundadora de The Women's Bioethics Project (El Proyecto de
Bioética), un gabinete estratégico con sede en Seattle. “Aunque el
anteproyecto del IBC para una Declaración de Normas Universales de
Bioética no discrimina abiertamente a las mujeres, no refleja el
impacto desproporcionado que los temas de la bioética tienen sobre las
mujeres, y por lo tanto discrimina por omisión”.
Hinsch continúa diciendo, "El anteproyecto de declaración ignora las
realidades de las vidas de las mujeres. Son más frecuentemente las
mujeres las que cuidan de los jóvenes, los viejos y los enfermos del
mundo. En relación a los hombres, las mujeres están deprivadas del
derecho a la representación política y son económicamente
dependientes. El acceso de las mujeres a la atención de la salud,
incluyendo el cuidado prenatal, está sujeto a controles externos, de
maneras que no afectan a los hombres. La historia muestra que la
participación de las mujeres en los procesos políticos es necesaria
para que tales aspectos salgan a la luz. Por eso es vital que las
mujeres tengan un lugar en la mesa del Comité Internacional de Bioética
(IBC)”.
De acuerdo a la Dra. Mary C. Rawlinson, una filósofa de Stony Brook
University, quien se encuentra como observadora en las sesiones de
bioética en París, “El género continúa siendo ignorado en la bioética.
Para desarrollar una declaración de los derechos humanos, no basta
extrapolar de la experiencia masculina. Pensar acerca de las
especificidades en las vidas de las mujeres conduciría a una más
completa articulación de los derechos humanos (en la bioética).”
La Dra. Dafna Feinholz de la Comisión Nacional de Bioética de México,
comentó, “El género no es una categoría de intereses especiales. Se
trata de un indicador muy sensible y que sumariza muchas otras
inequidades (ejm., el 70% de los pobres del mundo son mujeres, y las
tasas más altas de analfabetismo en el mundo corresponden a las
mujeres). Cuando se atiende a las inequidades de género, muchas otras
inequidades tienen respuesta simultáneamente”.
La Bioética no puede seguir siendo puesta de lado como materia de
ciencia ficción. El debate sobre las cuestiones bioéticas está
desarrollándose en el medio académico, en la arena política, y dentro
de las comunidades religiosas. Los responsables de las políticas
públicas y los votantes estan respondiendo a las cuestiones de la
bioética cuando consideran si deben aportarse fondos a la investigación
de las células stem. Las cortes están enfrentando cuestiones bioéticas
cuando consideran la custodia cuál de tres madres – la donante de un
óvulo, la madre gestacional o la madre social – debe tener la custodia
de un niño.
Los medios cubren estos temas con fragmentos cargados emocional e ideológicamente ,
por lo que fallan en cuanto a proporcionar educación al público. Entre
tanto, pese al clamor en cada uno estos escenarios, las voces de las
mujeres están sub-representadas.
Nuevos descubrimientos en genética, farmacología y en reproducción
asistida, pronto nos permitirán modificarnos y modificar a nuestros
hijos de maneras nunca antes posibles. Con estos avances llegan
profundas cuestiones acerca de lo que significa ser humanos y de la
clase de mundo futuro en el que deseamos vivir. Hinsch señala, “Sin una
voz que moldee la legislación y las políticas que afectan sus vidas,
las mujeres tendrán que responder a las consecuencias potencialmente
nefastas a posteriori. Debemos estar vigilantes para que se creen
políticas públicas que sean cuidadosamente elaboradas por y para toda
la gente”.
Para más información: Kathryn Hinsch, Women's Bioethics Project, 206-200-1101, info@womensbioethics.org.
Traducción: Sonia López García. Bioética y Desarrollo Humano Integral A.C. (BIDE)
Ecuador 131, Colonia Vista Hermosa, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64620. México. solopezg@hotmail
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